11 may 2010

El milagro de Juan Pablo II en México

México.- Un joven mexicano que afirma haber sido curado de leucemia por el Papa Juan Pablo II y cuyo caso será presentado como un milagro al Vaticano dijo a EFE que cuando el Pontífice le impuso las manos en 1990 sintió "un aliento nuevo".

El joven Heron Badillo Mireles, de 20 años, relató cómo cuando tenía 5 fue salvado por "un santo y amado pastor", que le impuso las manos y le besó cuando sus padres lo presentaron ante Juan Pablo II, el 12 de mayo de 1990 en Zacatecas.

Ese caso será presentado ante la comisión vaticana para la causa de los santos por el cardenal Javier Lozano Barragán, antiguo obispo de Zacatecas y actual miembro de la Curia Romana que hace un año invitó a Badillo y a sus padres a visitar al Papa en Roma, dijeron fuentes eclesiásticas.

"Recuerdo que cuando Juan Pablo II me impuso las manos y me besó en la frente sentí un 'corrientazo', una emoción instantánea y un aliento nuevo en todo mi cuerpo", dijo el muchacho, al evocar su encuentro con el Papa en su segunda visita a México.

Autoproclamado "un papa mexicano" y ferviente devoto de la Virgen de Guadalupe, Juan Pablo II, quien falleció el sábado, fue acogido por multitudes delirantes y piadosas en cada una de sus cinco visitas a México, el segundo país con el mayor número de católicos de América Latina, después de Brasil.

El político izquierdista Felipe Badillo y su esposa María del Refugio Mireles decidieron llevar a su hijo enfermo ante el sucesor de Pedro, tras haber agotado las posibilidades de la ciencia.

"Creo que el milagro empezó en el mismo momento en que pudimos lograr los pases para poder ver al Papa en el aeropuerto de Zacatecas porque se habían agotado desde hacía días y un tío sacerdote nos consiguió los nuestros a última hora", dijo Heron.

El otro evento interpretado por los Badillo como milagroso ocurrió en el propio aeropuerto, pues el Papa pareció desviarse de la ruta original "pero dio un giro y quedó en frente de nosotros, me bendijo, me impuso las manos y me besó en la frente, sin saber que yo estaba desauciado.

En el camino de regreso a casa, Heron sintió una ganas apremiantes de comer, tras 15 días de rechazar los alimentos debido a la enfermedad, y entonces percibió la señal definitiva.

"Ahí sentí que estaba curado, que mi vida se había salvado, y mis padres también lo sintieron", declaró el joven.

La noticia del "milagro de Heron", como sus padres y sus cuatro hermanos le llamaron, se regó como pólvora por toda la región, hasta que llegó a oídos del Obispado y las autoridades civiles, que lo utilizarán para promover la beatificación del "Papa peregrino".

Heron Badillo ingresó hace cuatro años en el seminario del estado de Durango, vecino de Zacatecas, pero desistió de ser sacerdote al considerar que esa no era su verdadera vocación y que "podía servir al Pueblo de Dios por otros caminos".

"Ahora quiero ser ingeniero", dijo Badillo, quien tiene novia, aspira a formar una familia, practica deportes, estudia en la escuela secundaria y ayuda a su padre en la administración de una pequeña casa de campo.

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